lunes, 11 de junio de 2007

Los cuentos de...

En ocaciones, los amigos de pedro me decian: "eres demasiado joven para andar metida en esto, sal de ahí, sólo podrás parar cuando te separes de pedro, el no se va a salir nunca, no seas tonta, dejalo de una vez".
pero yo lo único en lo que pensaba era que ellos estaban equivocados, que nosotros no eramos drogadictos y que podiamos abandonar la drogas cuando quisieramos.
durante el mes de mayo, los días parecían todos iguales, pedro había adquirido el maldito hábito de frecuentar, el lugar que yo más odiaba, por suerte nunca nos quedabamos ahí más allá de las 00.30hrs, la verdad es que yo vivía más para acompañar a pedro los sábados en la noche.
llego junio, hace frio. nunca había sentido tanto frío. fue ahí cuando comenze a notar que me estaba deteriorando lentamente, recuerdo claramente que fue un día jueves al comenzar el mes. pedro estaba acostado a mi lado. yo congelandome. vi enfrente un caja, colorida.... con esos colores como agresivos que le hacen daño a los ojos, que te marean. sólo resaltaba un color, un rojo aterrador. para mi alivio la heroína lograba que el rojo aterrador se transformara en un color muy suave, como si estuviese cubierto por un velo.
sin previo aviso, el rojo que cubria la caja se tornó siniestro. comenze a sentir mi boca seca y pegajosa, intentaba tomar algo pero me era imposible tragar, temblaba de frío, sin embargo al minuto siguiente sentía calor, mucho calor. estaba totalmente transpirada y no podía dejar de tiritar. asustada desperte a pedro, pero no sirvio de nada.
y una vez más los escalofríos me inundaban, pedro me dijo que estaba teniendo una crisis, de inmediato pense que me habia convertido en una adicta, pero me negaba a creerlo.
pedro no dijo nada más, y saco de su bolsillo un pequeño paquete de ácido, busco una cuchara, lo calento encima de la llama de la cocina y me paso la jeringa preparada, tanto temblaba que me inyecte mal, pero al poco rato ya todo estaba volviendo a la normalidad, los colores habían dejado de ser agresivos, mi boca ya no estaba seca y la transpiración con los tiritones habían desaparecido.
ahora me había convertido en una persona dependiente, de la heroína y de pedro. ahora tenía que acostumbrarme a esperar y cooperar para poder tener las dosis que necesitaba para sobrellevar el día, sin tener crisis.
estaba deprimida, hablaba sola y me hacía preguntas ¿obtuviste lo que querias?, ¿así fue como te lo imaginabas?, seguramente, no.
cuando sufres una crisis, estas lo suficientemente lúcida y clara para darte cuenta que estas convertida en basura. la imagen sensacional se acaba y te pones a pensar en lo que te has convertido y en la mierda de persona que esta a tu lado permitiendo que te mates lentamente.
no sabia que hacer, sólo me quedaba hablar con mi mamá, pero es necesario tener tanto valor, tantas fuerzas para poder romperle el corazón a la persona que más te quiere en el mundo, que no sabia si seria capaz de hacer un daño tan grande. no lo hice.
dos semanas después. compre dos cuartos de heroína, los que alcanzaban para mí y para pedro, antes de llagar donde pedro entre a un bar directo al baño, las ganas de inyectarme eran tantas que no iba a ser capaz de llegar hasta la casa, asique me inyecte en aquel bar, camino a la casa pensaba en pedro, cuando llegue y lo vi sufrir por la necesidad que la heroína le provocaba sentí lastima por el, y no estaba segura de querer darle la droga, pero de lo que si estaba segura, era que pedro para mi ya no era necesario, que no dependia de el, y fue en ese momento que cuando comence a conseguir la droga por mi cuenta.

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